¿Qué evaluar?

Cada paso que doy en este proceso de innovación pedagógica pone en evidencia que lo que he hecho hasta ahora en términos de docencia ha sido replicar procesos vividos. Y la evaluación no escapa a esta realidad. En mi práctica docente, evaluar ha sido equivalente a calificar o acreditar saberes. Actividad algo alejada de la concepción que considera que "evaluar implica valorar los aprendizajes del estudiante en acción cuando resuelve situaciones problemáticas propias de su campo profesional y demuestra ser capaz de conceptualizar acerca de qué hace, por qué, cómo lo hace y fundamenta las implicancias de ese accionar"


Esta conceptualización más amplia requiere definir qué vamos a evaluar. La pregunta es simple, no así la respuesta: ¿el contenido? ¿el proceso? ¿el resultado? ¿combinaciones de dos de ellos? ¿Combinaciones de todos? 

La respuesta a esta pregunta está en el instrumento de evaluación que diseñé para el primer módulo del curso Microeconomía II de la Licenciatura en Economía (FCE, UNCuyo). La última versión, enriquecida gracias a las retroalimentaciones de docentes que comparten este proceso de innovación pedagógica, se encuentra en el siguiente link:

Teoría el consumidor: instrumento de evaluación

En este documento se encuentran detallados los resultados del aprendizaje. En consecuencia, voy a evaluar proceso, contenido y resultado. 

Primer paso, dado. Avancemos.

Este nuevo módulo resalta, que para que la función de evaluar no produzca el impacto negativo que históricamente le asocia quién va a ser evaluado, es necesario que como evaluadores:

  • recojamos evidencias que permitan identificar el nivel de desempeño de cada estudiante a través del diseño de actividades e instrumentos pertinentes; 
  • definamos los niveles de calidad de cada uno de sus desempeños, tanto referidos a sus procesos de aprendizaje como a sus producciones, para promover el desarrollo de habilidades metacognitivas; 
  • compartamos con nuestros estudiantes, en forma explícita, clara y comprensible, las expectativas de aprendizaje y los criterios de evaluación; 
  • explicitemos cómo se reflejarán las informaciones recogidas al momento de calificarlos.

Reviso y vuelvo a revisar, y no encuentro, en mi arcón de los recuerdos como estudiante y como docente, evidencia explícita de este proceso. 

Vamos por el segundo paso, entonces. Éste consiste en planificar la búsqueda de evidencias de aprendizajes. El instrumento de evaluación diseñado permite obtener evidencias de conocimiento (el estudiante lo hace, fudamenta cómo y por qué lo hace, sabe cómo y por qué hacerlo, y sabe lo que habría que hacer si las condiciones del contexto cambiaran); y evidencias de desempeño (que pueden obtenerse de forma directa en el momento del debate final y/o por el producto final solicitado).

Llegó el turno del tercer paso: definir los criterios de evaluación y los asistentes de evaluación. El marco de referencia para los primeros es el establecido por la Ordenanza N°108/2010 del Consejo Superior de la UNCuyo que sostiene que "los criterios son las pautas o normas que los docentes tienen en cuenta para la formulación del juicio de evaluación y que fundamentan las decisiones tomadas. Permiten clarificar lo que es importante en la instancia de evaluación ya que son orientadores y guías para todos los involucrados en el proceso educativo. Es importante que se conozcan de antemano. El criterio alude a la “forma” de certificar o calificar los resultados, tanto a nivel de proceso como de producto, expresándolos de alguna manera en forma cualitativa a través de evidencias o vivencias de aprendizaje".

El asistente de evaluación elegido es la rúbrica, en sus dos versiones, la analítica y la holística. Las rúbricas, como asistentes de evaluación, articulan las expectativas ante una tarea o un desempeño a través de una lista de criterios y la descripción de sus niveles de calidad. Su uso promueve procesos como planear, monitorear y evaluar, que son requeridos para tomar conciencia metacognitiva y reorientar el propio aprendizaje. 

La rúbrica analítica desglosa una actividad en varios indicadores y describe los criterios observables para cada nivel de ejecución (de deficiente a excelente; de insuficiente a notable, de aprendiz a experto, etc). Resulta muy útil cuando se trata de hacer un análisis detallado de cada una de las competencias asociadas a la actividad y detectar los puntos fuertes y débiles del estudiante o grupo de estudiantes en la ejecución en la misma. También permiten un alto grado de retroalimentación profesor-estudiante a la hora de establecer los criterios individuales de puntuación de las actividades. Es una matriz de doble entrada, integrada por tres elementos principales: 

  • los indicadores, que son los aspectos que interesa valorar;
  • los niveles de logro; y
  • los descriptores de logro.
Las rúbricas holísticas consideran la actividad como un todo. Dejan más espacio a la subjetividad que las rúbricas analíticas. Consideran la tarea como un todo en el que las deficiencias puntuales no afectan a la calidad global de la actividad; también se usan cuando la creatividad es una de las características que se espera del trabajo del alumno y, por tanto, existe una variedad de resultados que se pueden calificar de correctos (Rodriguez Castro, 2011).

Requieren definir

  • Un conjunto de criterios de evaluación.
  • Descripciones de los criterios para los estudiantes – con el objetivo de facilitar su interpretación.
  • Descripciones de los criterios para el evaluador – con el objetivo de facilitar su aplicación.
  • Una puntuación máxima para cada criterio. 
  • Y, opcionalmente, un conjunto de retroalimentaciones pre-definidas que podrán aplicarse a varias de las entregas que calificaremos con la guía.
Este tipo de rúbricas permiten un proceso de evaluación más rápido que el de las rúbricas analíticas, pero la información que brindan en menos específica respecto del nivel alcanzado en cada uno de los criterios.
 
Rodriguez Castro (2011) considera que la rúbrica analítica responde a una evaluación formativa mientras que la holística se relaciona más con la evaluación sumativa.

Diseñar la rúbrica analítica y la holística (la guía de evaluación) fue una tarea ardua en lo conceptual (definir los criterios, los niveles de logro y los descriptores en el primer caso; y las descripciones para estudiantes y evaluadores, retroalimentaciones, en el segundo) no en lo procedimental (a esta altura, Moodle y yo nos hemos convertido en muy buenos amigos). 

El desarrollo de todas las actividades que nos han propuestas siguen poniendo en evidencia que algunas de mis prácticas son adecuadas, otras deben ser re-diseñadas, otras reformuladas total o parcialmente, algunas deben ser definitivamente abandonadas y necesito incorporar prácticas nuevas. La utilización de asistentes de evaluación entra en esta última categoría.

Las piezas del rompecabezas están encajando, y he encontrado algunas piezas que faltaban.

Rompecabezas (freepik)
A seguir ...








Comentarios